sábado, 3 de agosto de 2019

Escribir y leer. Primer Movimiento.

Voy a pensar mi escritura aquí en este espacio, cada tanto, como un diario personal. Pensaré escritura, objetos del arte y elementos de la ciencia que me atraigan para poner en movimiento algunas preguntas que me hago mientras escribo y mientras no escribo.

Escribir. ¿Qué es? Leí una idea de Lacan sobre el espacio abierto del análisis: la puerta del consultorio no se cierra nunca porque por allí se cuela el mundo y así elige Lacan que le suceda el análisis tanto a él como al paciente. Escribir es leer el mundo. Aparece una gramática que se dispone al escuchar y al ir hablando, incluyendo las interrupciones. Desde este pensamiento pico y paso a la lectura del mundo de Paulo Freire en el aula. Aprender es disponer el mundo en el aula junto con lo que está sucediendo allí y con las personas que estamos allí.

(es imposible no glosar el pensamiento. es posible limpiar la escritura, la gramática de una escritura. pero no el pensamiento de la escritura. repaso lo que escribo acá pero sin el escalpelo del aparato literario)

Ayer ví en un canal de televisión el trabajo de Johann Le Guillerm, un artista de circo que trabaja sobre las ideas de la naturaleza y la ciencia aplicadas al movimiento del cuerpo, de los objetos y del arte. Paciencia, mirada sobre el mundo, punto de vista autodidacta para objetos creados por él y su equipo de imaginógrafos. Así llama a su circo "Los imaginógrafos".

(quiero encontrar un nombre así para una comunidad de escritorxs y artistas con quienes hacer una puesta artística de investigación de la palabra en movimiento. pienso que sería casi imposible igualar este nombre porque en él confluyen los impulsos y los trabajos: imaginar una escritura como una insistencia, como una práctica)

Dice Le Guillerm que él adopta una posición: perturbar la certidumbre. Yo no sé si la escritura puede hacer eso pero me ha pasado, mientras escribo, que mi cuerpo cambia sus percepciones.

La lectura es perturbadora puesto que no soy responsable de esa gramática ya presentada al mundo. La disfruto y me perturba o no, o se inmiscuye en mi mundo desde que la elijo, de maneras disímiles según mi felicidad, mi tristeza, mis enfermedades, mis recuerdos, si vivo sola o con un hijo de 4 años que habla alrededor mientras leo.

Algo a lo que siempre me abandono es a la ficción creada por otros. Leer es olvidar los libros que leí pero no su escritura, que se imprime en los recuerdos y están ligados a la experiencia y lo vivencial. Leer también es esperar la sobreescritura de las personas a quienes confío las primeras lecturas de mis textos.

Escribir es tener que volver a escribir después de la mirada de otros. A veces es duro. Sobre todo si la escritura es algo que necesita ser puesto a prueba respecto de los pares, los otros escritores y escritoras, las editoriales, los concursos. Se necesita paciencia.


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